¿Cuántas policías tiene Honduras disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de l
La más reciente propuesta a debatirse en el Poder Legislativo sobre la creación de una Policía Militar adscrita a las Fuerzas Armadas de Honduras, es la última iniciativa, misma que genera un amplio debate sobre su conveniencia o no de cara al clima de urgencia en materia de seguridad ciudadana.
Según la Constitución de la República, “la relación entre las Fuerzas Armadas de Honduras con la Policía Nacional es de cooperación, y no permite la creación de un cuerpo que viene a sustituirla en sus facultades y funciones”, señala un documento del Conadeh enviado al Poder Legislativo, quien le solicitó sus comentarios sobre esta nueva fuerza élite eminentemente militar con funciones civiles.
El proyecto de Policía Militar, a ser debatido en el Congreso para su aprobación o no, se establece que ésta tendrá entre sus funciones, “llevar a cabo la toma de zonas, barrios, colonias, asentamientos humanos o espacios públicos donde las pandillas, maras o crimen organizado ejercen sus actividades delictivas limitando la libre locomoción de los ciudadanos, poniendo en peligro la vida o integridad física de las personas y sus bienes o alterando en cualquier forma el orden público”, señala en uno de sus incisos la propuesta.
Grupo Élite
Pero también habla de efectuar capturas y presentar pruebas de convicción para su enjuiciamiento, además de ejercer actividades de inteligencia en el combate de actividades criminales y contar con una partida presupuestaria propia, dará incentivos salariales a sus miembros, entre otros aspectos que la vuelven un grupo élite.
De aprobarse esa nueva policía militar, Honduras tendría al menos 12 fuerzas policiales, entre la preventiva, las de investigación, las de inteligencia y los cuerpos élites a lo interno de la Secretaría de Seguridad que responden a la embajada de Estados Unidos y no al jefe de la Policía Nacional, Juan Carlos “El Tigre” Bonilla.
De acuerdo a versiones de los miembros de la Comisión de Reforma para la Seguridad Pública (CRSP), la embajada de Estados Unidos tiene incrustados al menos siete cuerpos élites de policía en la Secretaría de Seguridad que actúan al margen de la cúpula policial.
Las otras policías
A estos siete cuerpos élites, se suman los cuerpos policiales con que ya cuenta la Secretaría de Seguridad entre Policía de Investigación Criminal Policía Preventiva, Policía de Fronteras, Policía Penitenciaria (en tanto no termine la transición), Policía de Investigaciones Especiales, Policía de Tránsito, la Policía Comunitaria, entre otras.
Se suma a estos grupos policiales la recién creada Unidad Especial de Toma Integral Gubernamental de Respuesta Especial de Seguridad (TIGRES), responsable de trabajos especiales de seguridad y cuya formación en apariencia es civil pero con formación militar. Una especie de híbrido dentro de los llamados cuerpos de seguridad hondureños.
TIGRES incluso viene a ser una estructura similar a la de la secretaría de Seguridad en ella su personal será entrenado en áreas de inteligencia, investigación, analistas de comunicación, y hará labores operativas y comunitarias.
Se suma a estos trabajos de inteligencia e investigación la llamada Dirección Nacional de Inteligencia e Investigación que dirige el general Julián Pacheco, que tiene a su cuerpo el grupo élite antiextorsión, además de discrecionalidad para crear cuantos cuerpos de inteligencia considere necesarios.
A estos cuerpos de inteligencia, de investigación, de prevención, de choque, de ataque, de acercamiento comunitario, de operaciones encubiertas, entre otras funciones creadas y otorgadas por los legisladores, deben sumarse los cuerpos ya constituidos formalmente también en las Fuerzas Armadas. Es tal la fusión policial militar que a estas alturas no se conoce con certeza quién hace la contra inteligencia o si ésta existe y adscrita a quién.
La crisis policial que estallara hace dos años ha permitido ir dando a las Fuerzas Armadas, funciones policiales, aunque ambas sean distintas y con propósitos diferentes.
Militares en una tarea que no han pedido
De ahí que el Conadeh, en sus observaciones al proyecto de policía militar que se apresta a debatir el Congreso, sea claro al advertir que para hacer uso legal de la reserva de las Fuerzas Armadas, es decir los reservistas como lo contempla la propuesta, el artículo 14 constitucional establece claramente bajo qué condiciones se debe echar mano de esas fuerzas en retiro.
El artículo constitucional señala que “en caso de guerra o emergencia nacional” son las únicas formas en que se puede echar mano de los reservistas y esta situación “estará regulada por una Ley Especial, que presumimos no existe, apunta el Conadeh.
Veinte asesinatos diarios y un creciente avance en la violencia de alto perfil al asesinar jueces, fiscales, policías, abogados y defensores humanitarios, tiene sin duda de correr a las autoridades y continuar, pese a los diagnósticos internacionales, dando respuestas paliativas, atomizadas, dispersas y de consecuencias insospechadas a futuro.
Honduras a estas alturas cuenta con por lo menos una docena de fuerzas policiales, todas investigan, reprimen, previenen, hacen labor comunitaria, pero en el fondo, se percibe como la clase política da a los militares un papel que no han pedido.
Según la Constitución de la República, “la relación entre las Fuerzas Armadas de Honduras con la Policía Nacional es de cooperación, y no permite la creación de un cuerpo que viene a sustituirla en sus facultades y funciones”, señala un documento del Conadeh enviado al Poder Legislativo, quien le solicitó sus comentarios sobre esta nueva fuerza élite eminentemente militar con funciones civiles.
El proyecto de Policía Militar, a ser debatido en el Congreso para su aprobación o no, se establece que ésta tendrá entre sus funciones, “llevar a cabo la toma de zonas, barrios, colonias, asentamientos humanos o espacios públicos donde las pandillas, maras o crimen organizado ejercen sus actividades delictivas limitando la libre locomoción de los ciudadanos, poniendo en peligro la vida o integridad física de las personas y sus bienes o alterando en cualquier forma el orden público”, señala en uno de sus incisos la propuesta.
Grupo Élite
Pero también habla de efectuar capturas y presentar pruebas de convicción para su enjuiciamiento, además de ejercer actividades de inteligencia en el combate de actividades criminales y contar con una partida presupuestaria propia, dará incentivos salariales a sus miembros, entre otros aspectos que la vuelven un grupo élite.
De aprobarse esa nueva policía militar, Honduras tendría al menos 12 fuerzas policiales, entre la preventiva, las de investigación, las de inteligencia y los cuerpos élites a lo interno de la Secretaría de Seguridad que responden a la embajada de Estados Unidos y no al jefe de la Policía Nacional, Juan Carlos “El Tigre” Bonilla.
De acuerdo a versiones de los miembros de la Comisión de Reforma para la Seguridad Pública (CRSP), la embajada de Estados Unidos tiene incrustados al menos siete cuerpos élites de policía en la Secretaría de Seguridad que actúan al margen de la cúpula policial.
Las otras policías
A estos siete cuerpos élites, se suman los cuerpos policiales con que ya cuenta la Secretaría de Seguridad entre Policía de Investigación Criminal Policía Preventiva, Policía de Fronteras, Policía Penitenciaria (en tanto no termine la transición), Policía de Investigaciones Especiales, Policía de Tránsito, la Policía Comunitaria, entre otras.
Se suma a estos grupos policiales la recién creada Unidad Especial de Toma Integral Gubernamental de Respuesta Especial de Seguridad (TIGRES), responsable de trabajos especiales de seguridad y cuya formación en apariencia es civil pero con formación militar. Una especie de híbrido dentro de los llamados cuerpos de seguridad hondureños.
TIGRES incluso viene a ser una estructura similar a la de la secretaría de Seguridad en ella su personal será entrenado en áreas de inteligencia, investigación, analistas de comunicación, y hará labores operativas y comunitarias.
Se suma a estos trabajos de inteligencia e investigación la llamada Dirección Nacional de Inteligencia e Investigación que dirige el general Julián Pacheco, que tiene a su cuerpo el grupo élite antiextorsión, además de discrecionalidad para crear cuantos cuerpos de inteligencia considere necesarios.
A estos cuerpos de inteligencia, de investigación, de prevención, de choque, de ataque, de acercamiento comunitario, de operaciones encubiertas, entre otras funciones creadas y otorgadas por los legisladores, deben sumarse los cuerpos ya constituidos formalmente también en las Fuerzas Armadas. Es tal la fusión policial militar que a estas alturas no se conoce con certeza quién hace la contra inteligencia o si ésta existe y adscrita a quién.
La crisis policial que estallara hace dos años ha permitido ir dando a las Fuerzas Armadas, funciones policiales, aunque ambas sean distintas y con propósitos diferentes.
Militares en una tarea que no han pedido
De ahí que el Conadeh, en sus observaciones al proyecto de policía militar que se apresta a debatir el Congreso, sea claro al advertir que para hacer uso legal de la reserva de las Fuerzas Armadas, es decir los reservistas como lo contempla la propuesta, el artículo 14 constitucional establece claramente bajo qué condiciones se debe echar mano de esas fuerzas en retiro.
El artículo constitucional señala que “en caso de guerra o emergencia nacional” son las únicas formas en que se puede echar mano de los reservistas y esta situación “estará regulada por una Ley Especial, que presumimos no existe, apunta el Conadeh.
Veinte asesinatos diarios y un creciente avance en la violencia de alto perfil al asesinar jueces, fiscales, policías, abogados y defensores humanitarios, tiene sin duda de correr a las autoridades y continuar, pese a los diagnósticos internacionales, dando respuestas paliativas, atomizadas, dispersas y de consecuencias insospechadas a futuro.
Honduras a estas alturas cuenta con por lo menos una docena de fuerzas policiales, todas investigan, reprimen, previenen, hacen labor comunitaria, pero en el fondo, se percibe como la clase política da a los militares un papel que no han pedido.
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